Salud con (no por) el muerto

Arturo J. Flores
2 min readOct 28, 2020

Dicen que antes de accionar el gatillo, le gritaron algo al hombre que cenaba con su novia en el puesto de hamburguesas.

Al parecer, su nombre.

Después, los asesinos accionaron a fondo el acelerador de la motocicleta y nadie los volvió a ver.

Quedó tendido en la calle. Irónicamente, casi en la puerta de una funeraria. Podría decirse que su espíritu entró caminando para reunirse con sus pares.

Nos costó trabajo procesar que habían asesinado a una persona a dos cuadras de donde vivimos.

Era el mismo puesto de hamburguesas al que íbamos ocasionalmente. Ahí nos invitó a cenar mi papá la noche del terremoto de 2017.

Era lo único que había abierto y en el que no se había ido la luz.

Cuatro semanas después del crimen, pasamos caminando por ahí. Delante del puesto cerrado había un hombre recargado en un coche. Tenía una cerveza de lata en la mano.

— ¿No lo reconoces? —me dijiste — es el parrillero.

Delante de nosotros estaba la hielera donde suele enfriar los refrescos. Me hiciste notar que estar rota en una parte. También que había sangre seca en el pavimento. Había llovido varias veces desde que sucedió el asesinato y el agua no había podido lavar el recuerdo.

Cuando volvimos del Tianguis, el hombre se había terminado su cerveza. Colocó la lata en el pavimento.

En el mismo sitio donde los peritos levantaron el cuerpo, alguien había puesto una cruz. Una veladora ardía en medio de varias latas vacías de alcohol. La mayoría eran de cerveza. Pero también había una de Jack Daniels con cola.

— ¿Ya viste? —mencionaste cuando casi llegamos a casa, cargados de frutas, verduras y queso — estaba llorando. No es la primera vez que me lo encuentro. Desde que mataron a su amigo no ha vuelto a abrir su puesto. Se toma una chela y se va. Algunos días después, regresa a tomarse otro.

Mientras acomodaba las manzanas dentro del refrigerador pensé en qué hay fantasmas que no hay nada más difícil que sacarse de encima que un muerto.

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Arturo J. Flores

Editor de Playboy y Open, autor de varias novelas y libros de cuentos. Comediante de stand up y bebedor ortodoxo de café y cerveza: sin azúcar, crema ni limón.