La relatoría de los hechos

Arturo J. Flores
2 min readAug 10, 2020

En la medida de lo posible, evito conducir.

Hace 7 años que no tengo auto.

Cuando aún era conductor, estuve involucrado en un choque. Nadie salió lastimado, sólo se trató de lo que comúnmente se conoce como “un besito”.

Además de las formas de la aseguradora, tuve que llenar algún documento de la policía de tránsito. El oficial me dijo:

— Sólo ponga en estas líneas lo que pasó. Empiece con “venía conduciendo…” y nos cuenta los hechos.

Al cabo de unos minutos, le pregunté:

— Oiga, ¿y si no me cabe?

— ¿No le cupo? Sólo era algo muy breve, joven.

No importa cuántos años tenga uno, si pinta canas o exhibe unas entradas prominentes, para la autoridad uno siempre es “joven”.

— Pues mire.

El policía le echó un ojo a lo que le escribí y me dijo:

— Esto no sirve. A ver, le doy otra hoja. Escriba: “venía yo conduciendo, cuando no dándome cuenta de que un vehículo se me cierra, termino impactando en la parte trasera, resultando en un golpe en la parte posterior del otro vehículo”.

Iba a decirle que los gerundios no estaban bien ejecutados y que la palabra vehículo se repetía innecesariamente, que existían sinónimos que podíamos utilizar, pero mejor me callé la bocota.

Aún conservo por ahí mi primera declaración. Creo que más o menos iba así:

“El sol caía de forma perpendicular al camino, de manera que obstaculizaba mi visión. Repentinamente, un automóvil a gran velocidad apareció en mi costado izquierdo que me obligó a dar un volantazo desesperado. Aún cuando pisé el freno a fondo, mis esfuerzos por no golpear al otro vehículo resultaron vanos y terminé por impactar la defensa del mío contra el suyo. El sonido me hizo pensar que las consecuencias serían mayores, pero por fortuna nadie salió herido”.

Cuando le comenté esta historia a Atenea Cruz, no me la acabé con la carrilla.

“¡Ese que empieza sus declaraciones con `choqué en medio de la ribera de la noche plutónica!`”

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Arturo J. Flores

Editor de Playboy y Open, autor de varias novelas y libros de cuentos. Comediante de stand up y bebedor ortodoxo de café y cerveza: sin azúcar, crema ni limón.